«Diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.»
La vida se trata de tomar decisiones.
Realmente no prestamos atención a la mayoría de las decisiones que tomamos: elegimos a qué estación de radio escuchar, qué comer para cenar o a qué película ir a ver. No pasamos horas agonizando por decisiones como esas. La elección se presenta, la tomamos y la mayoría de las veces simplemente seguimos con nuestro día.
Luego están esos momentos en que la decisión parece más grande, como elegir una carrera, elegir un hogar o elegir una pareja. Estos son los tipos de decisiones que pueden mantenernos despiertos por la noche; incluso nos llevan a buscar consejo de otros y a sopesar cuidadosamente las opciones.
Grande o pequeña, siempre estamos decidiendo algo. Pero lo grande y lo pequeño no están aislados entre sí. De hecho, cada pequeña decisión es en realidad un reflejo de una más grande.
En otras palabras, la vida se trata de grandes decisiones actualizadas en pequeñas elecciones. Aquí hay solo un ejemplo:
El matrimonio es una gran elección. En un solo momento, te comprometes ante Dios y otros a honrar a tu esposo o esposa, pase lo que pase.
Esa es una gran decisión.
Pero hoy, tienes la oportunidad de llevar a cabo esa decisión de muchas maneras pequeñas:
- ¿Harás preguntas cariñosas sobre las actividades diarias y los sentimientos de tu cónyuge?
- ¿Los servirás haciendo algunas de las tareas que odian hacer?
Todas estas pequeñas elecciones son solo un reflejo de la decisión más grande que ya tomaste el día de tu boda.
Realmente puedes ver cualquier pequeña elección diaria de esta manera: pregúntate, ¿Cuál es la decisión más grande detrás de la elección más pequeña que estoy haciendo ahora? Recuerda que realmente no hay elecciones pequeñas. Cada una juega un papel significativo en la dirección general de tu vida.
Puedes aplicar esta misma dinámica a tu fe.
¿Creer en Jesús? Esa es una gran elección. La Biblia nos presenta las dos torres gemelas de una relación con Cristo. Estas dos torres, los pilares fundamentales de lo que significa estar en paz con Dios, se resumen en estas palabras:
Arrepiéntete y cree.
La gran elección del arrepentimiento es que decides de una vez por todas arrepentirte de tu inclinación natural de gobernar tu propia vida.
La gran elección de la creencia es que crees que Jesús es el Señor de todo, incluyéndote a ti.
Hoy tú y yo tendremos un sinfín de oportunidades para llevar a cabo esas grandes decisiones a través de muchas decisiones mucho más pequeñas.
Es probable que ya hayas tomado algunas decisiones importantes. Pero ¿has tomado la decisión más importante que jamás tomarás: elegir seguir a Jesús?
Elegiremos mil veces hoy si arrepentirnos y creer de muchas maneras pequeñas.
Cada decisión, grande o pequeña, es tuya para realizar hoy.
¿Qué decidirás?