Supongamos que Jesús se acerca a usted y le dice: «quiero ver tus libros. Déjame ver tus inversiones, tu sueldo y tu chequera. Quiero ver cómo estas gastando tu dinero.» Si Jesús mirara todo eso, él podría entonces decir, «La salvación ha llegado verdaderamente a esta casa. ¿Puedo saber dónde está tu corazón por la forma en que administras tu dinero?» O él lo miraría a los ojos y le diría: Tu que profesas ser cristiano, pero no hay nada en tus libros que indiquen que lo seas. Sabes, pueden profesar que son seguidores míos, pero en realidad, son esclavos de su dinero y sus posesiones.»
También puedo ver a Jesús añadiendo, «pero tengo buenas noticias. Si confiará en mi para su salvación, daré el Espíritu Santo para que le permita entrar en su interior y se convierta en un buen administrador de lo que yo le he confiado. Si usted, confía plenamente en mí, lo pondré en el camino a la libertad financiera, donde ya no vivirá en la esclavitud financiera, que es tan evidente en sus libros! No confía en mí?»
Esa es la pregunta que Jesús le dice hoy. ¿Confías en él, especialmente cuando se trata de todo el dinero y posesiones que te ha permitido poseer? O ¿tienes miedo de dejarlo ir? ¿Qué dice la auditoría en sus libros?