«Traidores, embriagador, infatuados, amantes de los placeres más de enamorados de Dios.» – 2 Timoteo 3:4
A menudo me sorprende que los hombres que son buenos deportistas, o que aprecian el trabajo duro y la independencia, son inconscientes en lo que se refiere al llamado espiritual para ser lideres espirituales en los hogares. Muchos hombres son inmaduros espiritualmente en esta situación. En muchas ocasiones notamos que el peso de la influencia espiritual en la casa recae en las mujeres. Las madres toman pasos valientes ante la pasividad de los hombres. Los hombres mismos se quedan en fuera de juego por la falta de disciplina.
Sin embargo, las Escrituras sos claras en cuanto que el padre es quien tiene la mayor responsabilidad. No hay duda de que la principal razón de la desintegración de la familia, es que muchos hombres son ciegos espirituales en lugar de ser los líderes espirituales.
Si usted es padre o marido, deja de ser débil en lo que significa ser un hombre ante los ojos de Dios. Pídale a Dios que le guíe para ser un líder espiritual. Los hombres necesitan dar pasos de fe delante de Dios, únete a otros hombres que le creen a Dios. El futuro de nuestro país depende de hombres y mujeres que trabajen en equipo para la gloria de Dios.