«Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.» – Mateo 10:35
Probablemente el versículo de hoy es muy inquietante. Cristo dice, «Mira, cuando yo venga, vas a ver a un hijo estar contra su padre, una hija se convertirá en un enemiga de su madre, incluso una nuera contra su suegra.» (Es difícil de creer que la última sea aún posible, ¿verdad?).
Ahora bien, ¿Está Jesús abogando de que alguien que se convierta en cristiano a la vez se convierte un problemático en el hogar? No, por supuesto que no. Lo que Jesús nos está diciendo es que cuando una persona viene a Cristo dentro de una familia de no creyentes, los no creyentes, probablemente no van estar contentos (incluso hasta enojados) por esa decisión. Ahora bien, si vienes a Cristo de una familia donde todos son cristianos comprometidos, ellos se van a regocijar. Realmente habrá una mayor unidad en la familia la cual nunca había habido antes. Pero cuando una persona se convierte en cristiano en una familia que no está en Cristo, entonces muy a menudo los miembros de esa familia se enojarán y rechazarán al nuevo miembro cristiano. ¿Por qué? Porque sienten que el nuevo cristiano estará alegando tener la verdad y estará declarando de que todos los demás en la familia están equivocados. Por lo tanto, habrá una división natural en la familia, la cual a menudo incluye ira y rechazo hacia el miembro cristiano. Pero si te encuentras en esta situación, Jesús quiere que entiendas que no es a ti a quien ellos están rechazando, sino a Cristo mismo. Quiero que sepas que Jesús te ayudará a llevar el dolor que sientes a este rechazo mal dirigido.