«Rogad, pues, al Señor de la mies, que envié obreros a su mies.» – Mateo 9:38
¿Cómo sugiere el Señor que nos reunamos un grupo de obreros para hacer Su obra en la tierra? Él simplemente le dice a sus seguidores a orar al Señor de la mies para que envíe segadores a compartir su fe en Cristo Jesús con las personas que no le conocen personalmente. La oración es el punto de partida.
Ahora bien, algunos de ustedes están pensando, «¡gracias a Dios! ¡Estoy fuera de esa responsabilidad! ¡Solo tengo que orar por eso! Ya no tengo que participar, servir ni tomar parte en la cosecha. ¡Voy solamente a orar!» ¿Nos quita Jesús de esa responsabilidad tan a la ligera? No realmente. Jesús sabe que cuando empezamos a orar por obreros para la cosecha, la venda se remueve de nuestros ojos. Él comienza a revelar el mundo que Él ve. Entonces comenzaremos a ver a las personas que nos rodea como Él las ve. El Espíritu Santo nos convence para amar y orar por ellos para que lleguen a conocerlo. Con el tiempo, Dios nos puede usar para la cosecha.
¡Por lo tanto, cuando comiences a orar por la cosecha, cuidado! Dios abrirá los ojos y podrías estar convicto de las necesidades que te rodean. Él transformará tu corazón en el corazón de un segador.