«Y cuando él (el Espíritu Santo) venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.» – Juan 16:8
En los momentos de tentación, puede ser difícil mostrar nuestro amor por Dios. En la tentación nos damos cuenta que el amor de Dios es contrario a todas nuestras otras emociones. Cuando caemos en la tentación, el resultado es la culpa. Si continuamos repitiendo el pecado una y otra vez, desarrollamos un corazón de piedra. Y eso no es bueno. Pero hay buenas noticias para el cristiano ante la tentación. El Espíritu Santo nos hace retroceder y rehusar caer, y nos hace hacer lo que agrada a Dios. A veces Él nos trae a la mente un versículo sobre el ejemplo de Jesús. Él es la fuente de lo que es verdaderamente sobrenatural en resistir la tentación.
Muy a menudo, los cristianos tratan de vivir la buena vida por su propia cuenta, por su propia fuerza. Esto está condenado al fracaso. Cuando nos enfrentamos a la tentación, estamos luchando en contra de poderes espirituales de las tinieblas que son más fuertes y más inteligentes que cualquiera de nosotros. Si tú eres cristiano, no seas un tonto arrogante e intentes solucionarlo por tu propia cuenta. Reclama el poder del Espíritu Santo y encontrará la victoria sobre la tentación.