«Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.» – 1 Juan 5:7
La Trinidad es un concepto bíblico de Dios que ha confundido a los hombres durante 2000 años. Es importante reconocer que no creemos en tres dioses. Creemos en un Dios en tres personas: Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, los tres siempre en armonía el uno con el otro. El Espíritu Santo nunca nos guiará a hacer algo que vaya en contra de los mandamientos de Dios.
Aquí doy un ejemplo de alguien diciendo que el Espíritu Santo le condujo en una dirección contraria a los mandamientos de Dios. En el 2004, la revista USA Today tuvo un titular declarando, «Obispo Homosexual Episcopal Dice: El Espíritu Santo Nos Dirigió.» El artículo continuaba citando al nuevo sacerdote diciendo que, aunque genuinamente lamentaba el dolor que esto causó en algunos creyentes, no veía ninguna razón para arrepentirse porque «El Espíritu Santo nos dirigió.» Ahora bien, mis amigos, cuando líderes pseudo-espirituales les dan crédito al Espíritu Santo por guiar al hombre a hacer algo que Dios dice estar malo, eso no es más que una blasfemia contra el Espíritu Santo.
Dios ama a todos los pecadores. Envió a Su Hijo a morir para pagar la pena por todos los pecadores. El Espíritu Santo nos da convicción de pecado y pone en nosotros la necesidad de arrepentirnos y de recibir el regalo de Dios de salvación por medio de Cristo. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo siempre están en perfecta armonía. Todo lo que el Espíritu Santo nos asesora hacer estará en obediencia a los mandamientos de Dios. La Trinidad es la perfecta armonía de un solo Dios en tres personas.