“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” – Mateo 16:24 (RVR1960)
¿Sientes que te has encontrado a ti mismo? ¿Cuál es el significado supremo para tu vida? ¿Por qué existes?
Una de las formas más comunes que utilizamos para tratar de encontrarnos a nosotros mismos es por medio de los logros y del éxito. Vivimos en una cultura que está muy orientada hacia los objetivos y eso es transmitido a los adolescentes por los padres que buscan tener éxito. Aun así, obtener un gran logro puede resultar en una agitación.
Otra manera que las personas utilizan para encontrarse a sí mismas es a través de la educación y del conocimiento y, sin lugar a dudas, ambas pueden enriquecer nuestra comprensión de la vida. Pero incluso teniendo un éxito académico increíble, tú aún puedes llegar a sentir que te faltan las respuestas más importantes de la vida.
Luego tenemos el trabajo. Muchos de nosotros entendemos cómo es tener la presión del trabajo y en lo consumidor que todo eso se puede convertir. Con frecuencia, permitimos que nuestro trabajo, nuestras «profesiones», nos definan, pero al final tenemos una lucha, pues sentimos un vacío interior.
Hay inclusive quienes tratan de encontrarse a sí mismos por medio de las relaciones. Por supuesto, las relaciones significativas son una clave para una vida significativa, pero si sólo tenemos esas relaciones con las personas y dejamos a Dios fuera de la ecuación, seguiremos sintiendo que nos falta algo, y así es. Es por eso que muchos cónyuges culpan a su pareja por esa falta de satisfacción en su esposo o esposa, ya que buscan que ellos llenen ese vacío que sólo Dios puede llenar. Jesús nos dice que comenzar una relación con Dios, a través de la persona de Jesucristo, es la relación más satisfactoria que podamos llegar a tener. Sólo en esa relación, encontraremos paz, respuestas y la satisfacción interior.
Buenas noticias: ¡esta relación está disponible para cualquier persona cuando sigue a Jesús!