«Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.» Mateo 5:44
El pueblo judío estaba familiarizado con el mandamiento del Antiguo Testamento de «amar a tu prójimo» que aparece en libro de Levítico 19:18. Para muchos, esto significaba amar a sus hermanos judíos, pero esto siempre no es fácil y se dieron cuenta de la importancia de ello. Entonces Jesús vino y llevó este mandato un paso más allá: «No solo ames a tus vecinos, sino que quiero que ames a tus enemigos también.” (Mi Paráfrasis)
Amar a nuestros enemigos significa amar a aquellos que no nos aman, a quienes no les caemos bien, no hablan tal como nosotros lo hacemos, e incluso no nos quieren. Esto hace referencia a gente tanto dentro y como fuera de nuestro círculo de familiares y amigos. Piensa también en nuestros compañeros creyentes, e incluso nuestros conciudadanos. El mandato de Jesús incluye amar a aquellos que no buscan nuestro bien, es decir, gente que desean que el mal recaiga sobre nuestras vidas, e incluso gente que busca cada oportunidad para ponernos la zancadilla.
A primera vista, amar a nuestros enemigos puede parecer un acto imposible. Pero después de todo, cada uno de nosotros tiene una historia que comienza con: «Si supieras cómo era esta persona o lo que hizo, no me pedirías que los amara.» Pero Jesús fue muy claro, así que ¿Cómo comenzamos a amar a nuestros enemigos? Esto comienza con la oración.
Cuando oramos por una persona que nos ha lastimado, Dios tiene una manera de ablandar nuestro corazón. Comenzamos a mirar a esa persona a través de los ojos de Dios, e incluso haciendo memoria cómo Dios nos vio con amor y misericordia mientras nosotros aún éramos sus enemigos y lo rechazamos por nuestro pecado.
Entonces, ¿Podemos decir que «orar por nuestros enemigos» hace que lo que esa persona hizo esté bien? La respuesta es absolutamente que no. ¿Significa que vas a querer ser la persona mas cercana con él o ella? En la mayoría de los casos, no. Pero esto significa que Dios puede darte un poder sobrenatural para amarlos y mostrarles amor, sin importar que tipo de respuesta tengan ello con nosotros. Y ese tipo de amor es poderoso. Bueno no, en realidad está más allá de ser poderoso. Esta actitud es sobrenatural porque este tipo de amor proviene de Dios.