“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.»
La vida no es justa, eso está claro. Solo hace falta echar un ojo a los titulares de las noticias, o salir por la puerta para ver que a la gente buena le pasan cosas malas. Pero Dios es justo, y la Palabra de Dios llama a los seguidores de Jesús a confiar en Dios en lugar de buscar la venganza cuando somos ofendidos. Es una idea contracultura. En un mundo donde la defensa de los derechos, la lucha por un trato digno y el deseo de justicia o como mínimo el poder desquitarse, rendir el control es de todo menos fácil.
Dios nunca prometió una vida fácil cuando elegimos confiar en Él. Pero sí que nos promete una vida radicalmente contracultura si vivimos para Él. Recuerda una cosa: La ira de Dios es muy real para aquellos que nunca se arrepienten de sus acciones. Al final, ellos enfrentaran la venganza de Dios. En ninguna medida nuestra justicia personal o venganza llegara nunca a la altura de la justicia de Dios. Así que, cuando la vida es injusta y estas tentado a buscar venganza, elige vivir de forma diferente. Elige actuar contracultura eligiendo confiar en el tiempo de Dios y su justicia por encima del tuyo.
Lo que más me ayuda es el ejemplo de Jesús. Cuando nuestros pecados le asesinaron injustamente en la cruz, Jesús oró: “Padre, perdónalos”. Si Jesús puede perdonarme por enviarle injustamente a la cruz, yo puedo perdonar a aquellos que me hacen mal o tratan injustamente.