EL PODER DE LA PORNOGRAFIA

11 de febrero de 2024

“Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.”

2 Timoteo 2:22

Cualquiera que ha pasado por la pubertad ha luchado con la lujuria.

¿Qué es lujuria? Lujuria sexual indica el pasar de apreciar la belleza física de otro a imaginar una fantasía sexual. Mientras que hombres y mujeres son ambos culpables de lujuria y pensamientos sexuales impropios unos a otros, la lucha del hombre con esto es a menudo más dura. Es una batalla diaria sin importar cuan santo o espiritual el hombre pueda ser. Con esto en mente, la pornografía es como la lujuria con esteroides.

La pornografía siempre ha existido. Pero no fue hasta la mitad del siglo 20, con la introducción de revistas como Playboy y Penthouse que la pornografía se impregnó mucho más en la cultura americana. Esto, combinado con la revolución sexual de los 60, dio como resultado un giro cultural que se alejó completamente del sistema de valores judeo-cristiano y se inclinó hacia una mueva moralidad. Con el tiempo, Hollywood contribuyó a esto con la creación de más películas con contenido sexual explicito, televisión e incluso propaganda publicitaria. Hoy, con ordenadores personales y ‘Smart phones’ en el hogar y el trabajo, la pornografía ha permeado cada esfera de la sociedad. Resulta demasiado fácil; a tan solo un ‘click’, y sin que nadie se entere. Así que, ¿Cuál es el problema?

Con el tiempo, la pornografía insensibiliza la visión que el hombre tiene sobre la mujer, tratándola como objetos sexuales. Pero no para ahí. Piensa en el inmenso abuso hacia niños con el crecimiento mundial de millones de niños esclavizados sexualmente. De todos los billones de dólares consumidos en la industria pornográfica, el 20 por ciento proviene de la pornografía infantil. Como David Platt ha escrito, si te estás uniendo a las masas para demandar el fin de la esclavitud sexual, pero aun consumes pornografía, eres un gran hipócrita.

La lujuria pornográfica no se satisface nunca; siempre hay deseo de más. Con el tiempo, lo que comenzó con una actividad casual, se puede convertir en una adicción inescapable. Si estas luchando con pornografía y lujuria, confiésalo a Dios. Hay una increíble libertad en el perdón que Cristo ofrece en la Cruz. (Si estás casado confiesa tu lucha con tu esposa y pide su perdón, ayuda y oración.)

El pecado secreto que se deja al descubierto tiende a perder su poder. Si eres un adolescente o adulto y soltero, encuentra amistades con quienes puedas rendir cuentas. El porno es un asesino. Tanto en el matrimonio como en la relación de hombres con mujeres. Pide a Dios fuerza diaria para resistir la tentación.