COMO COMPARTIR EL EVANGELIO

16 de septiembre de 2024

«Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar».  Hechos 8: 26 -27

No hay nada como ver a una persona llegar a la salvación en Jesucristo. Es por eso que Cristo ha llamado a los cristianos a compartir estas buenas nuevas con otros.  Felipe, un evangelista en la iglesia primitiva, estaba muy familiarizado con el poder del Evangelio. Desde el testimonio de vidas cambiadas a través de curaciones sobrenaturales y milagros en Samaria hasta la obediencia a Dios cuando se le dice que camine por un camino del desierto, Felipe valientemente compartía el Evangelio a dondequiera que iba. Entonces, ¿qué podemos aprender de la vida de Felipe?

  1. Que el Espíritu nos guíe. El error más grande que los cristianos cometen cuando se trata de compartir el Evangelio es no dejar que el Señor los guíe. No seas culpable de forzar una conversación o de permanecer en silencio cuando el Espíritu te guía. Se necesita fe y palabras para compartir el Evangelio. Pon atención al Espíritu Santo y actúa.
  2. Dios está trabajando más de lo que te imaginas. Nunca se sabe lo que Dios está haciendo en el corazón y en la vida de una persona. No descarte a nadie.
  3. Busque oportunidades. Sea proactivo y esté alerta. Yo llamo a esto «citas inesperadas y divinas».
  4. Conozca las Escrituras. Cuando Felipe se encontró con un hombre que leía del profeta Isaías, sabía exactamente el significado de ese pasaje y estaba preparado para explicarlo.
  5. Todas las Escrituras apuntan a Jesús. Felipe sabía que, desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento, la Biblia cuenta la historia de Jesús.

El apogeo del ministerio de Felipe tuvo lugar en Samaria, una tierra de gentiles. Sin embargo, Felipe es más conocido por compartir el Evangelio con un hombre de Etiopía. Este hombre llevaría la Buena Nueva de Cristo al continente africano. La lección más importante que podemos aprender de la vida de Felipe es que el Evangelio es para todos: Musulmanes o hindúes, bautistas o mormones, prostitutas o terroristas, judíos o gentiles.  El Evangelio de Jesucristo es para cualquiera que quiera recibirlo. ¿Has experimentado el poder transformador de la Buena Nueva de Cristo?