«Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa». Isaías 11:8-10
Jesús establecerá Su Reino en la tierra cuando regrese. ¿Cómo será este reino? En vez de corrupción, el reino de Jesús será uno de justicia. El dolor, la violencia, el abuso y el egoísmo ya no existirán. Jesús, como justicia personificada, nos hará justos delante de Dios en nuestra forma de vivir en la tierra.
En Génesis, leemos de la perfecta armonía en la creación. Adán y Eva tuvieron el matrimonio perfecto. Adam tenía el trabajo perfecto. El medio ambiente e incluso el reino animal existían en completa paz y armonía. Todo era como debía ser, hasta que su pecado original envenenó a la humanidad y destruyó ese mundo perfecto.
Está claro que nuestro mundo está atormentado y anhela el día en que cesen las tormentas y las hambrunas; un día en que los humanos y los animales vivan en paz unos con otros. La segunda venida de Jesús promete este sueño hecho realidad. ¡Qué día tan maravilloso!
Los seguidores de Jesús deben aferrarse a esta esperanza de un mañana mejor cuando las luchas de hoy son demasiadas. Si no has puesto tu fe en Jesús, comienza a conocer a Aquel que promete paz y esperanza hoy Y la seguridad de un mundo perfecto cuando Él venga de nuevo en el futuro.
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