Valentía a Raudales

2 de junio de 2022

«A la noche siguiente el Señor se apareció a Pablo, y le dijo: «¡Ánimo! Así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, es necesario que lo des también en Roma.»  Hechos 23:11

Ánimo.

Qué intercambio tan profundamente personal está representado en el versículo anterior.

Pablo estaba encadenado en medio de un complot para quitarle la vida. Se enfrentaba a la muerte por proclamar y difundir las buenas nuevas de Jesús. Sólo puedo imaginar que Pablo estaba totalmente aterrorizado. Después de todo, era humano.

Pero incluso en medio de su miedo, el Señor se acercó a Pablo y pronunció esta simple, pero poderosa frase.

Tengan valor.

Este intercambio nos recuerda la noche anterior a la crucifixión. Clamando a Dios Padre, Jesús oró fervientemente: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lucas 22:42 NVI)».

Qué muestra de valentía al enfrentarse a la muerte, una valentía que llevaría a Jesús a una muerte atroz.

Así que, cuando el Señor le dijo a Pablo que tuviera valor, Él sabía lo que le estaba pidiendo a Pablo. Jesús sabía lo que se sentía al enfrentarse a la muerte.

Lo mismo ocurre en nuestras vidas.

Aprendí esto de primera mano cuando llegué a la parte insoportable de mi propio viaje de duelo. Había marcado lo que creía que eran todas las casillas durante el primer año después de la pérdida de mi marido, pero todavía no me había permitido sentir todo el peso de la profunda tristeza. Evitaba esa parte fundamental porque me aterrorizaba no sobrevivir a las olas envolventes de la tristeza.

Tengan valor.

Esta frase de Hechos 23 es la que me dio el coraje para permitirme dejarme llevar y hacer el duelo. Fue una de las decisiones más difíciles que he tenido que tomar, pero experimenté la cercanía de Jesús de una manera que nunca podría haber pedido o imaginado.

Tengan valor.

El Señor se acerca.

Cuando nos enfrentamos a circunstancias que requieren que seamos valientes, Jesús sabe cómo nos sentimos. No nos pide que hagamos nada que Él no haya experimentado ya en su tiempo en la tierra.

Podemos estar seguros de que, como Él ha ido antes que nosotros, ya sabe a qué nos enfrentamos. Y estará a nuestro lado cuando tengamos miedo.

Sea cual sea el acto de valentía al que te enfrentes, ora y pide al Señor que te dé la fuerza para llevarlo a cabo. Cuando te sientas asustado, abrumado, incluso aterrorizado, dile honestamente cómo te sientes. Pídele que sea tu valor y tu fuerza.

Verás, Jesús no sólo da valor. Él ES «valor». Y Su provisión es la que nos capacita para avanzar en los caminos difíciles que tenemos por delante. Su provisión es infinita.