«Por lo tanto, anímense unos a otros y edifíquense unos a otros, como de hecho lo están haciendo.» 1 Tesalonicenses 5:11
Bernabé era un animador.
De hecho, el nombre «Bernabé» era en realidad un apodo que significaba «hijo de aliento». Si te refirieras a ti por tu rasgo de carácter más visible, ¿cuál sería? Es un pensamiento bastante humillante cuando nos detenemos a reflexionar sobre cómo interactuamos realmente con los demás a diario.
Entonces, ¿cómo nos convertimos en un animador? No todos nosotros tendremos el don de animar como lo hizo Bernabé, pero todos estamos llamados a animarnos los unos a los otros. Podemos pensar en ello como el don de evangelismo (compartir el evangelio) o de dar. No todos tenemos el don de guiar a otros a la fe en Cristo, pero todos estamos llamados a compartir nuestra fe. No todos nosotros estamos dotados con el gozo de dar por encima del diezmo, pero todos estamos llamados a diezmar (10%) como un comienzo básico en el dar fielmente. Es lo mismo con el aliento. Para algunos, animar a otros puede ser algo natural. Para otros es más bien un reto. De cualquier manera, la Biblia nos dice que todos estamos llamados a animarnos y edificarnos los unos a los otros. Entonces, ¿Cómo hacemos esto?
- Acércate. A veces un simple gesto, un abrazo o una palmadita en la espalda es suficiente.
- Palabras. Elogie las buenas cualidades que usted ve en ellos. Hazles saber que los amas a través de palabras de compasión y bondad. Y cuando están desanimados, palabras como «no te rindas» o «no estás solo» pueden marcar la diferencia en la vida de una persona.
- Escrito. Tal vez sea un simple texto o correo electrónico diciendo que estás pensando en esa persona o orando por ella. Las cartas a puño y letra son las mejores.
- Adoración. Es asombroso cómo Dios usa la alabanza y la adoración para levantar nuestros espíritus para que podamos animar mejor a otros.
Cuando se trata de animar, nunca sabemos lo que sucede en la intimidad de la vida de una persona. ¿A quién puedes animar esta semana? ¿Un cónyuge, un hijo, un colega? Un simple acto de aliento puede tener un impacto poderoso para el bien en la vida de una persona.