«Porque por gracia sois salvos… no por obras para que nadie se glorie». Efesios 2:8,9
Escribir un currículum es una tarea intimidante.
Tratar de encapsular tus habilidades y experiencia laboral en una hoja de papel es tanto un arte como una ciencia.
Una vez que hayas elaborado meticulosamente tu currículum, puedes publicarlo en cualquier sitio web. LinkedIn, una popular red de contactos profesionales, tiene más de 706 millones de usuarios en 150 países. Dedica unos minutos a examinar LinkedIn y encontrarás una gran cantidad de personas con grandes logros.
Cuando se trata de nuestras vidas espirituales, millones de nosotros vivimos como si pudiéramos construir un currículum lo suficientemente impresionante como para calificar para el cielo. Aquí hay algunos elementos que a menudo tratamos de incluir en nuestra página espiritual de «LinkedIn»:
– Ser un buen ciudadano
– Poseer un carácter moral
– Tratar a los demás con amabilidad y respeto
– Dar a las organizaciones benéficas
– Amar a nuestro cónyuge e hijos
– Conocer información sobre Jesús/Biblia
La Biblia alienta todos estos comportamientos, pero no te engañes: ninguno de ellos puede ganarte un lugar en el cielo. Por muy notable que sea nuestro supuesto «currículum espiritual», lo mejor que hagamos siempre se quedará lamentablemente corto. Pablo lo deja muy claro cuando dice que nuestra salvación «no es por obras».
En nuestra sociedad basada en el rendimiento, esto suena sorprendente, incluso un poco ofensivo. Sin embargo, con el tiempo, debemos admitir humildemente nuestra necesidad de un Salvador y aceptar la salvación como algo que recibimos, no que logramos. Lo único que podemos hacer es confiar en lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Somos salvados por gracia (favor inmerecido), a través de la fe en Jesús solamente (Ef 2:8). Rechazar este mensaje es rechazar el corazón mismo del Evangelio.
Para los que ya somos cristianos, tenemos que resistir el sutil impulso de considerar el Evangelio como algo elemental, como el «jardín de infancia» del cristianismo. La lectura de un texto como Efesios 2 debería incitar a nuestros corazones a la adoración gozosa, porque antes estábamos «muertos» pero ahora estamos «vivos» (Efesios 2:5).
Nunca nos graduamos de la necesidad de la gracia de Dios, ni debemos dar por sentada su gracia.
La misma gracia que nos salvó en el pasado nos sostiene en el presente.
Honestamente, ¿cuándo fue la última vez que agradeciste a Dios por la «gracia sobre la que estás parado» (Romanos 5:2)?
Los cristianos también pueden caer fácilmente en una mentalidad de «currículum» basada en las obras, olvidando momentáneamente que la salvación es sólo por gracia. Martín Lutero, el famoso reformador alemán, enseñó que el evangelio debe ser continuamente machacado en nuestras cabezas con la esperanza de que se abra camino en nuestros corazones. Oh, ¡qué verdad!
No importa cómo te clasifiques en el espectro espiritual – si eres un cristiano comprometido o alguien que está investigando las afirmaciones de la Biblia – te invito a que arrugues tu currículum espiritual y recibas la increíble, liberadora y cambiante gracia que se encuentra en Jesucristo.