“El Señor no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad del hombre, sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor.” Salmos 147:10-11
Nosotros, los seres humanos, siempre estamos tratando de dar una buena impresión. La mayoría de las personas pasan una gran parte de su tiempo preocupándose por lo que todo el mundo va a pensar. Como cristianos, se supone que debemos estar más preocupados por lo que Dios piensa. Me inclino a creer que muchos de nosotros, en el cuerpo de Cristo, sobre-estimamos las opiniones de los seres humanos.
Recuerdo que en los primeros años de mi ministerio, me estaba preparando para predicar. Yo había estudiado y orado, estaba listo, pero cuando me senté en la banca, a esperar que llegara mi turno en el servicio, empecé a preguntarme, «¿Cómo va a tomar la gente el sermón?” No es una buena posición para que se encuentre un predicador. Dios me convenció de que mi enfoque estaba equivocado. Él dijo: «Procura agradarme a mí y yo me ocuparé de las personas.» ¡Que liberador fue eso!
Cuando enfoqué mi atención en agradar a Dios y empecé a confiar en que Él había estado conmigo durante todo el proceso de preparación, mis nervios se calmaron y mi ansiedad se fue. Sentí una paz increíble. Recuerdo reconocer que era amado y que no había nada que yo pudiera hacer para disminuir esa dispensación de la gracia de Dios, siempre y cuando pusiera mi corazón en ser quien Él quería que yo fuera, en lugar de yo querer ser la persona que la congregación podría querer que yo sea.
Muchos errores que he cometido en la vida han tenido sus raíces en tratar de impresionar a Dios, y en preocuparme por los efectos de mis acciones en otra persona también me ha causado mucha ansiedad. No es que yo quiera volverme insensible en cuanto a las necesidades y preocupaciones de los demás, pero he descubierto que Dios quiere que sólo me enfoque en complacer la audiencia de Uno. Cuando busco agradar a Dios, Él me usa para hacer lo que es más ventajoso para los demás, esta es realmente la mejor manera de vivir.