«Tras destituir a Saúl, les puso por rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero.” Hechos 13:22
David fue ungido como el próximo rey de Israel, no por sus calificaciones o su «apariencia», sino porque Dios vio en él un carácter y una fuerza interior.
Dios vio el corazón de David.
De hecho, al estudiar la vida de David, está claro que David en realidad prefiguró a Jesucristo.
Piensa en ello:
- Ciudad natal: Tanto David como Jesús nacieron en Belén.
- Pastores: David y Jesús entendieron la vida de un pastor. David fue un pastor de verdad cuando crecía, mientras que Jesús se describió a sí mismo como el «Buen Pastor» (Juan 10) que cuida, protege y guía a sus seguidores, sus ovejas.
- Ungido: David fue ungido por el Espíritu Santo cuando el profeta Samuel lo ungió como el próximo rey de Israel. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo vino sobre Él en una unción poderosa y sobrenatural.
- El desierto: Tanto Jesús como David estaban familiarizados con el tiempo en el desierto. David pasó muchos años escondiéndose de Saúl en el desierto entre el momento en que fue ungido como rey y el momento en que asumió el poder como rey y gobernante. Después de su bautismo, Jesús también pasó un tiempo en el desierto antes de comenzar su ministerio.
- Victorioso: Ambos hombres triunfaron sobre grandes males, y David acabó iniciando el linaje real de Israel en Jerusalén. Jesús nació en la línea de David y promete que un día reinará desde el trono de David no sólo sobre Israel, sino sobre toda la tierra.
David nos da un presagio del hombre definitivo al que seguir – para modelar nuestras vidas – y este hombre es Jesús.
¿Lo conoces?
Escrito por Bryant Wright, Fundador, RFTH