“Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia. ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte! Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor”. – Romanos 6:20-23
La esclavitud es exactamente lo opuesto a la libertad. En los Estados Unidos, donde la libertad ocupa un alto ideal, la esclavitud siempre es mala y la libertad siempre es buena. No hay duda de que la guerra más terrible en la historia de los Estados Unidos fue librada entre los estados, en la que nuestros antepasados del sur que trataban de defender la institución de la esclavitud se separaron de la Unión [de los estados]. El presidente Lincoln creía que la Unión debía ser preservada a cualquier precio, y tenía razón, aun así cientos de miles de personas perdieron la vida en dicho conflicto.
Pero también es interesante observar que hay más esclavos en el mundo hoy que en la historia de la humanidad. ¿Cómo puede ser eso? Pues bien, un artículo titulado «Free At Last» [Libre al Fin] en la revista Christianity Today dice, “Los expertos estiman que hay 27 millones de esclavos en todo el mundo hoy en día». 17,500 esclavos son traficados anualmente a los Estados Unidos y se cree que aproximadamente 300,000 niños están actualmente en riesgo de ser víctimas de explotación sexual. Todos sabemos que ya no es legal tener esclavos en América, y es difícil de creer pero mi ciudad natal, Atlanta, es una de las principales sedes en los Estados Unidos para el tráfico y la esclavitud humana.
Pero lo que la Palabra de Dios nos dice es que hay dos tipos de esclavitud, lo creas o no: hay una esclavitud mala y una esclavitud buena. Estás bromeando, ¿verdad? ¿Será eso posible? Hasta en nuestras propias vidas tenemos un gran tipo de esclavitud que es mala: esto es el pecado, el cual se manifiesta de muchas formas.
Pero espera, la Biblia habla de una esclavitud buena. Esa es la esclavitud rendida a Dios, ejemplificada en la sumisión y obediencia a la voluntad de Dios en vez de la nuestra. He aquí la ironía: los que estamos en Cristo hemos sido liberados de la esclavitud del pecado y luego, voluntariamente, como muestra de gratitud por lo que Dios ha hecho, queremos ser Sus esclavos haciendo lo que es bueno y agradable para con Él. Ese es el tipo de esclavo que yo quiero ser. ¿Y qué hay de ti? Esto sólo lo podemos hacer por medio de Cristo.