ESTEBAN: EL PRIMER MARTIR DE LA IGLESIA

30 de septiembre de 2024

«Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió».  Hechos 7: 59-60

El 9 de abril de 2017, mientras los cristianos coptos en Egipto se reunían para el Domingo de Ramos, un terrorista suicida mató a 45 personas e hirió a 119.

Esos 45 mártires perdieron sus vidas por la única razón de seguir a Jesús.

El término mártir se remonta a la iglesia primitiva y significa ‘testigo para Cristo’. Este se refiere a un seguidor de Jesús que voluntariamente pierde su vida en lugar de negar su fe. Esteban fue el primer mártir en la historia de la iglesia. En vez de defenderse a sí mismo cuando fue falsamente acusado por un grupo de líderes religiosos, Esteban escogió predicar el Evangelio de Cristo de principio a fin con la esperanza de que algunos pudieran entender la Verdad. En cambio, los líderes religiosos se enfurecieron. Su ira y odio hacia Esteban reveló lo que había en sus corazones. Agarrando a Esteban, lo sacaron de la ciudad sin juicio, sin condena formal y lo apedrearon. Era el mismo tipo de escena que ocurría con frecuencia en el “Viejo Sur” de los EE. UU antes de la Guerra Civil. Muchos en la cultura blanca tenían esta mentalidad de «linchamientos» hacia los negros que ellos sentían que se habían pasado de la raya.

Pero no fue solo la increíble fidelidad de Esteban a Dios incluso encarando la misma muerte lo que nos inspira. También es el espíritu con el que se enfrentó a la muerte. Las palabras finales de Esteban, «Señor Jesús, recibe mi espíritu» y «no les guardes rencor», son casi idénticas a lo que Jesús dijo en la cruz en Lucas 23:46: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». Lo que vemos en Esteban no es sólo una fe inquebrantable, sino una semejanza de Cristo en su testimonio; gran paz y calma ante la muerte. Aunque Esteban se enfrentó a una muerte horriblemente violenta por lapidación, no tuvo miedo. Por qué? Porque Cristo venció a la muerte y el también lo haría. Así como Cristo resucitó de entre los muertos, así también lo harán sus seguidores.

Esteban enfrentó a la muerte con una paz sobrenatural y una seguridad asombrosa de la eternidad con Cristo.

Cuando usted enfrenta rechazo, discriminación o incluso persecución, pídale a Dios una fe como la de Esteban.