GRACIAS

14 de agosto de 2012

«Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar a una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos los cuales se pararon de lejos. Y alzaron la voz diciendo «¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!» Cuando él los vio, – Lucas 17:11-19

Una noche de niebla, hace muchos años, paso casi una tragedia en un gran lago. Había un montón de personas intoxicadas en una casa flotante, cuando se produjo una explosión y estalló un incendio. Era el caos total. Afortunadamente, había un residente en la orilla que podía ver lo que estaba sucediendo. Nadó al barco y dirigido a la gente que había entrado en pánico hacia la orilla. Y milagrosamente, a pesar de que podría haber sido una escena terrible y muchos podrían haberse ahogado, todos sobrevivieron.

Más tarde esa noche, después de que todas las víctimas y los trabajadores de emergencia se había ido, el hombre se sentó junto al fuego hablando con un reportero solitario. Después de hablar durante una hora, el periodista hizo una pregunta final. «Bueno, señor, ¿hay algo en todo lo que les gustaría compartir a punto de esta experiencia?» Se sentó el hombre, un momento. Luego miró al reportero y le dijo: «Sí. Ni una sola persona le dio las gracias. Ni siquiera uno. »

Un aspecto interesante de la naturaleza humana es que cuando nos encontramos en una situación desesperada, clamamos a Dios, y clamamos por su ayuda. Incluso los escépticos empiezan a orar cuando se enfrentan a una enfermedad grave, o una lesión grave. Cuando necesitamos la intervención de Dios, oramos como nunca antes.

Entonces, cuando Dios responde y nos ayuda, muchas veces, nos olvidamos de dar las gracias. Tómese el tiempo para dar gracias a Dios y a los demás. Todo el mundo le gusta que les den las gracias – sí, de Jesucristo.