“Bienaventurados son los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”. – Mateo 5:7
Yo soy un jugador de golf tan malo que a veces al principio de la vuelta (round) les doy a mis compañeros de juego un tiro muy generoso al hoyo. En otras palabras, les regalo un tiro de una distancia de tres o cuatro pies. Luego sonrío y piadosamente digo, “Jesús dice, bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”. Con motivos de puro egoísmo, yo recito las palabras de Jesús, con la esperanza de que al mostrar misericordia a mis compañeros de juego, ellos luego en el juego de golf, cuando me toque un hoyo de tres a cuatro pies de distancia, sean misericordiosos conmigo!
Ahora bien, por supuesto, entiendo que nada en la enseñanza de Jesús implica egoísmo. Pero es un hecho de la vida de que la persona que tiene la tendencia a ser compasivo, bondadoso, amoroso, indulgente y misericordioso con los demás, tiende a recibir lo mismo de regreso. Y la persona que tiende a ser difícil, a juzgar y a no perdonar a los demás tiende a recibir la misma actitud difícil y despiadada de regreso.
En el 2004, algunas iglesias bautistas en el estado de Oklahoma que fueron conmovidas por la devastación del Tsunami que ocurrió en Sureste de Asia. Así que entonces ellas colectaron una ofrenda enorme y la enviaron a las iglesias de Tailandia para ayudar a los miembros a recuperarse y para ayudarles a ministrar a otras personas, compartiendo el amor de Cristo con las personas que estaban en necesidad. Es obvio que esas iglesias en Oklahoma no tenían el pensamiento de recibir nada a cambio. Luego, en mayo del 2013, cuando el tornado devastador arrasó por la ciudad de Moore, Oklahoma, se pueden imaginar la gran sorpresa de esas iglesias en Oklahoma cuando recibieron un regalo muy generoso de las mismas iglesias en Tailandia que habían sido beneficiarias de la misericordia y compasión de las iglesias en Oklahoma cuando estaban en tiempo de necesidad. Las personas de Oklahoma fueron conmovidas especialmente porque sabían que las iglesias en Tailandia no tenían mucho dinero. Sin embargo, cuando las iglesias en Tailandia enviaron esa ofrenda, el líder de las iglesias de allá dijo, “cuando una parte del cuerpo de Cristo sufre, todos nosotros sufrimos”. Misericordia dada con frecuencia resulta en misericordia recibida. “Bienaventurados son los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”.