Pero si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar (Marcos 9:42). Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él (Marcos 10:14-15). Marcos 10:14-15 NVI
Una piedra de molino era una piedra pesada que se utilizaba para moler los granos. Era tan pensada que un hombre no podía levantarla y un burro sólo podía halarla. Así que imagínate la profundidad de los sentimientos de Jesús cuando dijo que más le valdría a alguien que se atara al cuello una piedra de molino y se arrojara al mar que hacer pecar a uno de estos pequeños. Si deseas hacer enojar a Cristo, maltrata o engaña a los “pequeños”.
También es interesante que Jesús no sólo hablara de los pequeños refiriéndose a los niños, sino también los “pequeños” refiriéndose a los que creen. En otras palabras, Él está hablando de cualquier adulto que se aproveche de un niño al abusar de la creencia del niño en Dios. (¿Ejemplo?) El Papa Benedicto usa este verso para referirse al escándalo en la Iglesia Católica de los sacerdotes que han abusado de niños).
Pero observemos que también «pequeños» se traduce mejor como «humildes». Ahora bien, eso podría referirse a un adulto que mentalmente esté discapacitado, o limitado. Podría ser que Jesús inclusive se estuviera refiriendo a los nuevos creyentes que están regocijados acerca de venir a la salvación en Cristo y que después son engañados por un maestro que los guía, interpretar mal la palabra de Dios. A quien fuera que Jesús se refería, Él es bastante claro: Para estas personas malvadas, es preferible que pasen por una muerte agonizante al que lleven al inocente a pecar.