Casi 2000 años atrás, un hombre llamado Pilato hizo la pregunta más importante en la vida. Parado ante él estaba un predicador itinerante. No había nada notable acerca de su apariencia. Él atraía a muchos seguidores pero muy pocos seguidores comprometidos. Él no tenía riqueza-ni siquiera un hogar propio. Sin embargo, fue objeto de un odio absoluto de una turba. Pilato le preguntó: «¿Qué hago con este hombre?» A medida que la muchedumbre gritó para su ejecución, el hombre, Jesucristo, Pilato permaneció en silencio y cobardemente lo condenó a muerte en la cruz.

La pregunta que hizo Pilato, en última instancia todos nosotros tiene que hacerse. ¿Qué hago con este hombre Jesús?

Él te ama, aun cuando puede que no te importe nada acerca de Él. A Él le importaste lo suficiente como para que pagara la pena por tu pecado. ¿Qué harás con Jesús? Tu destino eterno cuelga en el equilibrio de cómo respondas a esta pregunta.