De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. – Juan 3:3
En noviembre de 1789, Benjamín Franklin escribió estas palabras: «En este mundo nada se puede decir con certeza con excepción de la muerte y los impuestos.» Cumplimos con una de esas certezas cada año cuando enfrentamos la fecha límite para la presentación de los impuestos. Y algún día, todos enfrentaremos la otra certeza ya que para cada vida, existe la muerte. De hecho, las estadísticas de muerte son 100%. Incluso Jesús tuvo que enfrentar la muerte.
Aunque el sabio Benjamín [Franklin] había identificado correctamente esas dos certezas, existe una tercera que él no mencionó. Nunca nadie ha recibido el don de la vida eterna después de haber muerto. ¡Nadie! Si no has recibido la vida eterna en esta vida, entonces cuando mueras, será demasiado tarde para que puedas recibirla. Dios lo hizo fácil para nosotros. Él envió a Su Hijo, Jesús, a morir en una Cruz de madera por nuestros pecados. Luego, tres días después, resucitó victorioso de la tumba, a fin de que nosotros podamos recibir la vida eterna.
No tenemos ningún control sobre dos de las certezas de la vida: La muerte y los impuestos. Pero sí tenemos absoluto control sobre el cumplimiento de la tercera. Si no has aceptado este regalo hoy, ¿qué estás esperando?