«Pero, por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido, ciertamente morirá.» –2 Samuel 12:14
David había cometido una terrible sucesión de pecados. Cuando Natán lo confrontó por sus pecados, David (démosle crédito por eso) finalmente confesó y buscó el perdón del Señor. Dios le perdonó, pero tuvo serias consecuencias. Los enemigos de Israel ahora se burlaban de Dios. Las acciones de David habían sido tan ajenas a las enseñanzas del Señor que causaban que Dios fuera blasfemado. «Después de todo,» decían, «si este hombre de Dios que se supone que sea un buen hombre y además es el rey, actúa de esa manera, es culpable de adulterio y mandó a matar al marido de la mujer y luego se casó con ella. ¡Todos ustedes no son diferentes a nosotros!»
Todos nosotros hemos estado alrededor de ministerios, que cuando un líder espiritual cae en pecado, sabemos la desilusión que cae dentro de la iglesia. Pero también sabemos de la burla fuera del cuerpo de Cristo. ¡Él se suponía ser un hombre de Dios! ¡Él no es diferente a mí ni a nadie! Y eso es otra consecuencia negativa para el pecado en nuestras vidas. Oremos por nuestros líderes espirituales. Oremos por los líderes de nuestro Gobierno. Oremos por aquellas personas que tienen autoridad sobre nosotros, porque sus pecados tienen repercusiones terribles en la vida de muchos. Oremos para que esas personas hagan lo correcto y nos eviten de tanta desilusión.