“Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas”. Salmo 18:28
¿Por qué los niños tienen miedo de la oscuridad? Quizás se deba a un temor de quedarse solos, a un sentimiento de separación, a su imaginación vívida, o a las sombras creadas en la oscuridad.
El hecho es: los niños temen la oscuridad por muchas de las mismas razones que también los adultos tienen para temerle a la oscuridad. Parece como que muchos temores se hacen más intensos en la noche—en particular, en las noches que uno no puede dormir. Pero les tengo buena noticia: Dios está con nosotros dondequiera que vayamos.
Escuche la porción del Salmo 139 (NVI): “¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!”
Como un Padre amoroso, Dios nos ofrece una mano que podemos sostener en las horas más oscuras de la vida. Él nos cargará a través de la oscuridad y nos guiará a donde necesitamos ir.