PERO ESPERE, AÚN HAY MÁS!

1 de junio de 2012

Al leer los diez mandamientos, Dios parecen ser bastante claro. Por ejemplo, nos dice que nosotros no deberíamos matar. La Mayoría de todos nosotros damos un suspiro de alivio en este caso, sabiendo que probablemente nunca hemos matado a nadie. (Yo puedo oírte exclamando, «¡Oye, tengo una razón!» como que uno fuera de la lista.) Aunque ese mandamiento parece tan claro, Jesús ha elevado el listón. Explica cómo las normas de Dios son incluso superiores a los del hombre. De hecho no sólo es asesinato, es un pecado, pero también es pensar en ello!

Ahora bien, esto es un poco más difícil que la primera lectura de los diez mandamientos. Jesús nos dice que Dios pesa o no nuestro corazón y nuestros pensamientos están en línea. Si perdemos la paciencia con nuestro prójimo, y empezamos a insultarlo, estamos en peligro de ir al infierno porque hemos roto este mandamiento sobre asesinato. Ahora parece injusto ¿no es cierto? Pero Jesús es claro. Dios no solo nos juzga por nuestras acciones, sino también por nuestros pensamientos y deseos del corazón.

¿Ahora quien de nosotros podrá pasar esa prueba? Ninguno de nosotros. Afortunadamente, Jesús ha pagado su multa. Y todo lo que tienes que hacer para aceptar este sacrificio es llegar a un acuerdo de entregar tu vida a él y aceptar su regalo incalculable del perdón. Los diez mandamientos nos recuerdan que todos estamos necesitados de un Salvador.