PROFUNDO AMOR

20 de agosto de 2024

 «No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quién quiere.» Proverbios 3:11-12

¿Alguna vez has ido de acampada con tu hijo cuando era pequeño? Todo lo que está pasando es nuevo y emocionante, si además puedes hacer un fuego, entonces sus emociones están por todo lo alto. ¿Por qué los niños pequeños parecen ir hacia lo que podría causarles más daño? Crecer es difícil. Muchas reglas que aprender en cuanto a lo que uno puede hacer y lo que no debe hacer. Lo que pueden parecer restricciones injustas a menudo son útiles porque nos permiten disfrutar de las cosas apropiadamente, y experimentar situaciones sin temor a alguna cosa mala.

De la misma manera, Dios nos ofrece limites para navegar bien por toda la vida. Y si decimos confiar en Dios con nuestras vidas pero nos negamos a escuchar la verdad de su palabra, Él nos llamará su atención a su persona de una o de otra forma. Dios se apasiona por dos cosas: Su gloria y nuestro bien. Él sabe lo que es mejor para nosotros y lo que necesitamos. Cuando nos alejamos de su verdad, podemos contar con que nos guiará de nuevo a través de la gracia y su amor. No teme nuestra rebelión y pecado, y nunca se dará por vencido con nosotros.  Dios nos abrirá los ojos para que podamos reconocer nuestra gran necesidad de Él. La Biblia llama a esto disciplina. Dios quiere que veamos lo que es correcto, bueno y verdadero porque Él sabe lo que realmente necesitamos.

La disciplina, o la corrección, nunca es fácil. A menudo creemos que Dios nos corrige por rabia y por ira. Esa idea, sin embargo, no podría estar más lejos de la verdad. Como cualquier buen padre, la corrección de Dios es por amor.  De hecho, Él está trabajando continuamente para llevarnos de regreso a Su amor y gracia. Sé que esto puede ser difícil para creerlo. Aprender de nuestros errores no parece que sea divertido para nadie. Pero recuerda lo siguiente, Dios nos abre los ojos para ver dónde nos equivocamos incluso en los tiempos difíciles, para que finalmente reconozcamos nuestra necesidad de un Salvador.

¿Dios está tratando de llamar tu atención? ¿Estás experimentando algo del amor profundo de Dios en este momento? No luches en su contra, y no huyas de él. En vez de esto, deja que te lleve de regreso al amor y la gracia de Dios. Él quiere que experimentes que lo mejor es Él y te ama muchísimo y por lo tanto te lo mostrará.