Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.
Daniel 6:4
¿Alguna vez te han tratado injustamente?
A todo el mundo le ha pasado. Puede que no te hayan dado un ascenso o que no te hayan aceptado en un grupo de amigos. Cualquiera que sea la razón, no es divertido.
Pero, ¿alguna vez te han tratado injustamente por tu devoción a Dios? ¿Alguna vez te han señalado por tu fe? Quizá se hayan reído de ti o te hayan llamado «cerrado de mente». Como vivimos en un mundo cada vez más post-cristiano, los creyentes experimentarán más y más veces un trato injusto.
Cómo respondamos es muy importante.
¿Recuerdas la historia de Daniel y el foso de los leones del Antiguo Testamento? Es un gran ejemplo de cómo responder a circunstancias injustas. Como un resumen rápido, Daniel está siendo considerado como primer ministro de todo el imperio bajo el rey Darío. Algunos de los otros líderes se propusieron destruir la reputación de Daniel, ‘Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.» (Daniel 6:4). Conociendo la fidelidad de Daniel a Dios, redactan una ley por la que nadie puede orar a nadie que no sea el rey durante 30 días. El rey firma la ley, y ellos estaban seguros de que esto lo destruiría.
Efectivamente, Daniel desobedece la ley y continúa orando públicamente durante los 30 días, y con gran pesar, el rey se ve obligado a sentenciar a Daniel al foso de los leones. En el versículo 16, leemos que Daniel es arrojado al foso. Una piedra yacía sobre la boca de la cueva. Pero a la mañana siguiente, el rey vio la piedra removida (versículos 19 al 21). Dijo: «El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? 21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.»
Contra todo pronóstico, Daniel sobrevive y da toda la gloria a Dios. El rey se alegra, y los otros líderes -los acusadores- son echados a los leones.
¿Qué nos dice hoy esta antigua historia?
¿Cuál es el mensaje para el creyente en Jesús?
Primero, recuerda el ejemplo de Daniel de vivir por encima del reproche. Haz que sea difícil para los que no están en Cristo encontrar defectos en tu vida. Tómate en serio tu llamada a ser testigo en nuestro mundo secular actual.
Y recuerda, el mundo odia a Jesús y se desquitará con los seguidores de Jesús. Si eso te ocurre, lleva humildemente esa carga con honor.
Por último, no importa lo injusto que el mundo pueda tratarnos, ¡siempre tendremos la victoria en Jesús!