«Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.» 1 Juan 4: 19-21
El racismo es definitivamente un «tema caliente» hoy en día. Entonces, ¿cómo respondemos? ¿Cómo responde Dios? Echa un vistazo a la historia de Jonás. Quizás puedas recordar esta historia si asististe a alguna escuela dominical: Jonás fue tragado por un pez enorme. ¿Pero sabías que hay mucho más que esto? La historia de Jonás trata algunos temas difíciles: como el odio, la desobediencia y el racismo, por nombrar sólo algunos.
La historia comienza cuando Dios le pidió a Jonás que fuera y predicara en la ciudad de Nínive. Jonás albergaba un odio tan profundo hacia esta ciudad que intentó huir para no cumplir con este mandato. Finalmente, esa decisión lo llevó a pasar tres días en el vientre de un pez antes de aceptar el mandato y obedecerlo. Una vez que se encamina después de su desobediencia inicial, llega a Nínive y hubo una respuesta muy sorprendente. El pueblo de Nínive esta sensible a las palabras que esta escuchando de Dios. El pueblo se vuelve de sus antiguos caminos y se dirigen hacia Dios, y Dios les muestra su misericordia.
Sin embargo, Jonás, está totalmente indignado. A pesar de que acababa de experimentar la gracia de Dios en las vidas de estas personas de primera mano. Lo que esperaba Jonás era ver esta ciudad enfrentarse a la ira de Dios en lugar de recibir su misericordia. Jonás albergaba en su corazón racismo hacia este pueblo.
Desafortunadamente, sólo con echar un vistazo a las noticias y titulares recientes se destacan los problemas del racismo en nuestra cultura. Es un tema que aún está muy vivo e incrustado en la sociedad. Incluso podría ser una actitud que se mantiene hoy en día en la vida de muchos. No pretendo conocer la historia o situación de todos, pero la respuesta de Dios puede resumirse en una afirmación: Si afirmamos ser seguidores de Jesús, nuestras opiniones y nuestros sentimientos no pueden tener más autoridad en nuestras vidas que lo que Dios dice que es correcto.
Jonás desobedeció el llamado de Dios porque sus sentimientos y opiniones hacia un grupo de personas era negativo, simplemente por su origen. Pero el amor, la esperanza y la salvación de Dios está disponible para todos, sin importar sus antecedentes, su o su historia o su raza.
Si este tema te pone nervioso hoy, entonces pídele a Dios que transforme tu corazón. Porque no hay lugar para el racismo en el corazón de un hijo de Dios. Pídanle a Dios que les ayude a convertirse en un faro de luz, y una voz de esperanza en un mundo que anhela la justicia y la bondad, y esta verdadera paz es la que solo Dios puede dar a unos y a otros.