“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.” – Mateo 9:35
Una de las cosas que me preocupan acerca de las iglesias evangélicas creyentes en la Biblia es el abandono total de un aspecto importante del ministerio de Jesús: La sanidad. ¿Por qué ocurre esto? Bueno, muchos cristianos ven las afirmaciones exageradas de la sanidad sobrenatural en algunas iglesias pentecostales o carismáticas. Otros ven charlatanes en televisión que “sanan” por fe y decimos, «¡no queremos estar involucrados en algo como eso!» Y tristemente, en reacción en contra de eso, algunos cristianos ponen su mayor confianza para la sanidad en la ciencia médica. Se olvidan de que los médicos nunca han sanado a nadie. Los médicos podrían mejorar el proceso de sanidad con el tratamiento que les proporcionan a los pacientes, pero solo Dios puede sanar. Jesús andaba enseñando, predicando y sanando y si la iglesia, el Cuerpo de Cristo, ha de ser como Jesús en espíritu, carácter y misión, necesitamos hacer lo mismo. ¿Cómo?
1) Orando por los enfermos por medio de las reuniones de oración, cadenas de oración y ministerios de oración.
2) Teniendo líderes espirituales como ancianos y ministros que oren por los enfermos poniendo las manos sobre ellos en privado o en el servicio de adoración. Santiago 5:13-16
3) Teniendo un ministerio de la presencia: El Cuerpo de Cristo (no sólo el personal ministerial) ha de alcanzar a las personas enfermas con amor, compasión y con palabra de aliento.
Si la Iglesia ha de ser más y más como Jesús, no nos olvidemos del ministerio de sanidad juntamente con la sana doctrina y la predicación del Evangelio.