SIGUE TU CORAZON

8 de agosto de 2024

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
Jeremias 17:9

Sigue a tu corazón.

Este es uno de los muchos mensajes que promueven las películas y los programas de televisión. El mensaje es el mismo, ya se trate de Elsa en Frozen o de Ariel en La Sirenita. Haz lo que te haga más feliz. Confía en tus deseos. Sigue a tu corazón.

¿Qué puede haber de malo en ello?

A primera vista, puede parecer un buen consejo. Pero para el seguidor de Jesús estas palabras merecen una pausa reflexiva. No estoy diciendo que nunca veas una película de Disney. Pero como creyentes queremos usar el discernimiento con los mensajes que recibimos.

Enfrentémoslo – si somos honestos, sabemos que nuestros corazones no siempre toman buenas decisiones, ¿verdad? He aquí algunas escrituras para considerar:

Jeremías 17:9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?

Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

Las Escrituras nos dan una imagen clara: Nuestros corazones están corrompidos por el pecado y no se puede confiar en ellos. Incluso cuando empezamos con buenas intenciones, el pecado puede manipular fácilmente nuestros motivos. El libro de Proverbios llega a decir: «El que confía en su propio corazón es un necio (Proverbios 28:26)». ¡No hay nada más claro que eso!

La Biblia está llena de ejemplos de personas que siguieron a su propio corazón, y no les fue bien. El corazón de Jonás le dijo que huyera de Nínive. Terminó en el vientre de un gran pez. El corazón del rey David le dijo que persiguiera a una mujer llamada Betsabé. Acabó cometiendo adulterio y asesinato. El corazón del discípulo Judas deseaba el dinero. Traicionó a Jesús y acabó suicidándose.

La buena noticia es que la Biblia nos anima a confiar y seguir a Jesús en lugar de confiar y seguir a nuestros corazones. Se nos dice que confiemos en el Señor con todo nuestro corazón (Proverbios 3:5). Podemos confiar en Dios porque, como nos dice Hebreos, Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre (Hebreos 13:8).

Nuestros corazones cambian constantemente, a menudo en un abrir y cerrar de ojos. Pero la santidad de Dios es firme y digna de confianza. Cuanto más nos acerquemos a Jesús y más tiempo pasemos en Su Palabra, más coincidirán nuestros deseos con los Suyos. Nuestros corazones comenzarán a emular el Suyo.

El mundo dice que sigas a tu corazón. Haz lo que te haga feliz.

Jesús nos dice que muramos a nosotros mismos, que pongamos a Dios y a los demás antes que a nosotros mismos. Los caminos de Jesús siempre contrastarán con la cultura.

Sigue a Jesús, no a tu corazón, ¡no importa lo que diga una pegadiza canción de Disney!