«Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.» – Lucas 12:7
Una joven se presentó muy confiada ante sus compañeros de clase de segundo grado. Empezó diciendo: Mi nombre es Martha Bowers Taft. Mi bisabuelo fue Presidente de los Estados Unidos. Mi abuelo fue un Senador de los Estados Unidos. Mi papá es Embajador en Irlanda”. Ella entonces con su pecho henchido declaró con orgullo: “Y yo soy una niña”.
A todos nos gusta tener posición y la mayoría de nosotros quisiéramos usar esa posición para resaltar la obra del Señor. Desafortunadamente, muchos de nosotros pensamos que no somos suficientemente significativos para que Dios nos use para grandes cosas. Podemos decir: “Oh, yo soy sólo un empleado de limpieza, o sólo un reparador, o sólo un ama de casa”. Pensamos que si hubiéramos tenido un título más prestigioso –como doctor o atleta profesional…o aún exploradora, Dios podría usarnos para hacer cosas muy importantes.
Quizás el profeta Amós pensó así cuando Dios lo llamó a servirle. “Después de todo”, pudo haber dicho, “Yo soy solamente un pastor, ¿quién va a escucharme? Pero, en vez de cuestionar su posición, él obedeció y llegó a ser una poderosa voz para Dios.
Recuerde, con Dios no existen los “solamente”. No importa lo que usted perciba de usted mismo, Dios ve que tiene potencial para servirle en grande.