TU ZONA DE CONFORT

22 de junio de 2024

«Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.» 2 Corintios 1:3-4

Todos queremos una vida cómoda.

No queremos preocuparnos por llegar a fin de mes, queremos tener suficiente comida, ropa y comodidades para que la vida sea, buena, cómoda. Y no hay nada intrínsecamente malo en buscar la seguridad, la tranquilidad o el bienestar. Por eso, cuando leemos sobre el «Dios de toda consolación», es fácil que traduzcamos esa frase en el «Dios de mis comodidades». Empezamos a pensar que Dios debe hacernos la vida fácil, segura y protegida.

El problema, sin embargo, comienza cuando nos centramos más en buscar una vida que sea cómoda, predecible y «segura», en lugar de una vida que persiga la voluntad de Dios.

En poco tiempo, empezamos a perder lo mejor de Dios para nosotros.

¿No me crees? Veamos dos problemas que puede causar el perseguir la comodidad por encima de todo:

  1. Comparación: ¿Qué aspecto tiene una vida segura y cómoda? Depende de dónde se mire. El salario que proporciona tranquilidad a uno puede ser insuficiente para otro. Cuanto más tratemos de medir nuestro nivel de bienestar y satisfacción con respecto a los demás, más descubriremos que siempre hay alguien con un «fondo de emergencia» más grande o con más seguridad laboral, que vive una vida más «cómoda». La comparación nos robará la alegría de nuestras bendiciones y provisiones.
  2. El Plan de Dios vs. Mi Plan: Dios no llamó a los cristianos a una vida de seguridad y comodidad, sino a una de fe, sacrificio y riesgo. Amar y servir verdaderamente a los demás siempre implicará un paso de fe y algún nivel de sacrificio, ya sea de tu tiempo, de tus finanzas o de tu comodidad. Sin fe, es imposible agradar a Dios, y los pasos de fe nos obligan a salir de nuestra zona de confort. Dios no prometió una vida segura y fácil, pero sí prometió una vida de alegría – si elegimos perseguirlo a Él primero.

Puede que no siempre sepamos a dónde vamos o qué hay a la vuelta de la esquina, pero podemos confiar en que no estamos solos en el viaje y que el Dios de toda comodidad llenará los detalles. Sabiendo lo impredecible que puede ser la vida, esa promesa es bastante reconfortante.

Adaptado de un sermón del pastor George Wright, Iglesia Bautista Shades Mountain