UN AMIGO MÁS CERCANO QUE UN HERMANO

5 de marzo de 2024

«El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano.».  Proverbios 18:24

 

«Amigo» es una palabra diluida.

Es un sustantivo que, a través de las redes sociales, se ha convertido en verbo, y también ha llegado a significar algo muy distinto de lo que debería. Ya no es un término de intimidad, sino un cajón de sastre para describir prácticamente cualquier relación que tengamos con otra persona.

Pero en este mundo de amistades diluidas entra la sabiduría de Proverbios, que nos recuerda que, aunque haya muchos que ostenten el título de «amigo» en nuestras redes sociales, todavía existe otra categoría: el amigo que está más cerca que un hermano. Tal vez hayas conocido a personas así -aquellas que se sienten más cercanas que la sangre. Y, sin embargo, sabemos que esos amigos son sólo sombras -señaladores- de un amigo mayor. Porque en el Evangelio, Jesús, el Rey del Universo, nos llama sus amigos:

«Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. » Juan 15:15

¿Qué podemos esperar, pues, de ese amigo más cercano que un hermano?

Ciertamente, podemos esperar amor. Fidelidad. Generosidad, perdón, comprensión y presencia. Pero hay otra cosa que podemos esperar de este amigo: la verdad.

Volvamos a la sabiduría de Proverbios:

«Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto. fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.» Proverbios 27:5-6

Hay muchas personas a las que les gustan nuestras fotos, con las que es agradable pasar el rato, con las que se puede conversar y reír, pero son muchas menos las que nos quieren lo suficiente como para decirnos la verdad, sobre todo cuando la verdad es dura. Incluso dolorosa. Pero es lo que necesitamos.

Somos criaturas autoengañosas. Tenemos la increíble capacidad de convencernos a nosotros mismos de cualquier cosa, y luego justificar nuestras decisiones hasta que tienen sentido en nuestra mente.

¿Pero nuestros amigos? ¿Los que están más unidos que los hermanos? Son los que se preocupan demasiado como para dejar que nos engañemos a nosotros mismos. Son las personas de nuestra vida que nos dirán la verdad.

Aquí es donde encontramos al Hijo de Dios, nuestro amigo. Él es el que dio su vida por nosotros, el que está más interesado en nosotros que ningún otro. Y en Él podemos confiar. Porque la gran noticia del Evangelio es que, aunque nuestro amigo Jesús nos hiera, Él también curará las heridas.

Esta es la medida de su compromiso con nuestro bien último y eterno: no es que sea el hombre cósmico que dice sí, sino que está dispuesto a decir las cosas duras, a decirnos la dura verdad, a herirnos profundamente, todo por nuestro bien.