UN AMOR RADICAL

2 de enero de 2024

“Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?” Mateo 5:46-47

Los seguidores de Cristo estamos llamados a ser diferentes, a vivir vidas que sean distintivas, e incluso radicales. ¿Por qué? Porque el mensaje de Cristo fue radical. Amar a las personas que nos aman, quienes se parecen, actúan y piensan como nosotros, eso es lo normal. Sin embargo, Jesús nos llamó a amar a nuestros enemigos, y esa fue una declaración radical. ¿Cómo es posible que algo tan poco natural sea posible?

Hay una historia increíble que cuenta Nick Ripkin en el libro La locura de Dios (Insanity of God) sobre un hombre musulmán en el Medio Oriente. Un ministerio cristiano abrió una clínica de salud en el barrio de este hombre, y cada día él maldeciría e insultaría al personal cuando ellos pasaban por enfrente de su tienda de camino al trabajo. Este hombre hizo casi todo lo que pudo para que la clínica cerrara hasta que un día le diagnosticaron cáncer. Lentamente, sus amigos comenzaron a abandonarlo hasta que las únicas personas que se preocuparon por él fueron los empleados de la clínica. Extendieron la mano al mismo hombre que los había maldecido. Le cuidaron e incluso le ofrecieron la atención médica que necesitaba. En el final de su vida, este hombre dio su vida a Cristo, conducido por el amor radical que encontró en Cristo Jesús.

La historia no acaba aquí. La familia de este hombre estaba tan impactada por la manera en que el personal le atendió y cuidó, que su esposa se convirtió en una seguidora valiente y abierta para compartir en todo momento de Jesús. Ella fue tan comprometida que termino en la cárcel. La prisión no le intimidó, sino que ella continúo compartiendo de Jesús con los otros presidiarios hasta el punto que tuvieron que encarcelarle en una celda apartada y solitaria. Incluso aislada de cualquier otra persona, se escuchaba su voz cantando alabanzas a Dios. Por último, el director de la prisión le liberó y le pidió que le contara que le hacía a ella vivir sin temor. ¡Qué gran testimonio!

¿Ves que fue lo que dominó este amor radical? El amor de Cristo es un amor radical que transforma vidas -si de verdad somos lo suficientemente valientes como para vivir de manera diferente. ¿Tú podrías vivir así?