«Oísteis que fue dicho a los antiguos: “No matarás”, y cualquiera que mate será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga “Necio” a su hermano, será culpable ante el Concilio; y cualquiera que le diga “Fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego.– Mateo 5:21, 22
Si piensas acerca de los Diez Mandamientos, Jesús nos hace darnos cuenta de que el estándar es aún más difícil de lo que pensábamos. Por ejemplo, muchos de nosotros estamos cómodos de que estamos obedeciendo el mandamiento, «no matarás», pero luego el Señor nos hace sentir incómodos con su perspectiva sobre el versículo. No sólo es el acto real una violación del mandamiento, sino que Jesús también dice que nuestros pensamientos de ira son también pecaminosos.
¡Wuao! Eso es un poco más difícil que la primera lectura de los Diez Mandamientos. Jesús dice que Dios pone una balanza para ver si nuestro corazón y nuestros pensamientos están en línea. ¡Porque si perdemos nuestro comportamiento con nuestro prójimo, hemos quebrantado el mandamiento sobre el asesinato! Ahora bien, eso parece injusto, ¿verdad? Pero Jesús es muy claro. Dios no sólo nos juzga por nuestras acciones, sino que también nos juzga por nuestros pensamientos y deseos del corazón. ¿Es éste un estándar difícil a seguir? Seguro que sí. ¡Sin embargo, somos afortunados de que Dios envió a Su único Hijo para pagar por los tantos pecados que vamos a cometer en nuestro diario vivir! Pero no sólo Él nos perdona cuando confiamos en Cristo, [sino que] nos da el “deseo interior” de tener nuestros corazones tan agradable a Dios como nuestras acciones.
El estándar de Cristo es el más difícil. Sin embargo, en Él está la victoria. ¡Es una Buena Noticia poderosa!