“La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos.” – Hebreos 4:12
Cada vehículo nuevo tiene una cosa de estas. Se encuentra en la guantera de tu automóvil: es el manual de dueño. Y si lees todas las páginas de ese manual, te vas a encontrar con todo tipo de conocimiento de cómo cuidar tu vehículo, de cómo darle mantenimiento, de cómo manejar y operar tu vehículo, de cómo leer todas las señales y símbolos que se encuentran en el panel de instrucciones y de cómo utilizar el sistema de entretenimiento o información. Todo eso se encuentra ahí, en lo que se conoce como el manual de dueño.
Pero aquí está lo interesante acerca de estos manuales de dueño. Rara vez alguien alguna vez lee esos manuales. De hecho, les aseguro que hay personas de las que están leyendo esto hoy que han comprado un automóvil en los últimos dos o tres años y no han mirado el manual de dueño ni una sola vez.
Pues bien, las vidas humanas son mucho más complejas que cualquier automóvil. Y Dios, quien es nuestro diseñador, nos ha dado un manual de dueño y a ese manual le llamamos la Biblia–la Palabra de Dios. Y lo que es tan interesante es que Dios nos ha dado tantas guías en ese manual de dueño de cómo vivir nuestras vidas al máximo, pero este manual simplemente permanece en el estante o librero. Rara vez se lee; así como el manual de dueño que se encuentra en la guantera del automóvil.
Pero el hecho es, que este maravilloso manual de dueño (la Palabra de Dios) tiene el poder de transformar vidas. Entonces, ¿qué es la Palabra de Dios? La palabra de Dios es Jesús. Y la Palabra de Dios es también las Sagradas Escrituras. Algunos de ustedes estarán pensando, «pues bien, él nos ha dado un doble sentido con esto. La palabra de Dios es Jesús. La palabra de Dios es la Biblia. ¿Cómo podemos juntar eso?» Pues bien, somos directamente dependientes de la palabra de Dios escrita para tener la imagen perfecta de la suprema Palabra de Dios, es decir de Jesús. En otras palabras, no adoramos la Biblia. Adoramos a Jesús. Pero de la manera que sabemos adorar, confiar y creer en Jesús es por medio de la Palabra de Dios escrita. Por lo tanto, Jesús y la Biblia son como los dos lados de la moneda. Son inseparables. Realmente no puedes conocer a uno sin conocer al otro.