«Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” Marcos 1:35
La gente de éxito prioriza. Ellos saben lo que tiene que hacerse inmediatamente y lo que puede esperar hasta mas tarde. Piensa por ejemplo en altos cargos ejecutivos, o atletas profesionales. Tantas horas de dedicación, concentración intensa e incontables sacrificios día tras día. Saber priorizar es la clave.
También tenemos a Jesús, Dios encarnado. Incluso él nos dio el ejemplo de priorizar. El evangelio de Marcos nos da una idea de las presiones que sobrellevo Jesús cada día desde el comienzo de su ministerio. En él se recoge como Jesús hacia milagros, ensenaba y sanaba. No paso mucho tiempo para que se extendiera su fama y las multitudes empezaran a agolparse sin necesidad de redes sociales, televisión o radio. Esto es perfectamente el sueño de cualquier orador que se quiera reconocer. De hecho, el éxito aparente podría haberse convertido fácilmente en una distracción.
Pero, ¿Que hizo Jesús? Después de un día complete de ministerio, Jesús se levanta temprano a orar. ¡Me encanta esto sobre Jesús! Mientras era aun oscuro y sacrificando algo de su tan merecido Descanso, Jesús eligió empezar su día con su Padre. El sabia que necesitaba tiempo para ser restaurado y renovado. Jesús necesitaba animo y fuerza para el día que tenia por delante.
Ahora, si Jesús necesitaba tiempo con Dios, ¡yo seguro que también! Y tú también lo necesitas. Jesús nos muestra que la cita más importante cada día es esta primera cita con Dios. Necesitamos empezar nuestros días siendo renovados y fortalecidos por nuestro Padre celestial. Empezar nuestros días con Dios implica el descansar en SUS fuerzas en lugar que en las nuestras para afrontar el día. Significa permanecer enfocados en quien somos y por qué estamos aquí. Significa seguir el ejemplo de Jesús y empezar cada día con Dios, priorizando lo importante. (Quizas como ya has hecho hoy)