«Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye. Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje».
1 Reyes 18: 41, 42 y 44
A mediados del siglo XIX, George Mueller dirigía un orfanato en Inglaterra. Una mañana se enfrentó a una verdadera crisis: no había comida para desayunar. Así que se sentó y oró una simple oración agradeciendo a Dios por proveer lo que no tenían y sin manera de poder obtenerlo por sí mismos. De repente, llamaron a la puerta. Era un panadero que ofrecía pan fresco. Luego apareció un lechero. Esto es una respuesta milagrosa a una oración muy simple. Muller comenzó una vida de pedirle a Dios que satisfaga sus necesidades. Una y otra vez, Dios usó a hombres y mujeres para proveer (y sorprendentemente esto sucedió sin que Muller compartiera estas necesidades con otros).
Mueller no fue el único que experimentó respuestas milagrosas a la oración. En 1 Reyes leemos la historia del profeta Elías. Después de tres años y medio de sequía, Elías le dijo al rey Acab que se preparase para una gran tormenta. Luego oró. Siete veces envió Elías a su siervo a buscar cualquier señal de lluvia hasta que vio una nube de lluvia muy pequeña en el horizonte. Entonces dijo Elías:»Ve y dile al rey Acab que viene un gran aguacero en camino». Esta pequeña nube se convirtió en una respuesta milagrosa a la oración.
¿Qué se necesita para llegar a ser una persona grande en la oración y en la fe tal como lo fue Elías?
- Justicia. (Santiago 5:15) Ser justo significa estar bien con Dios, caminar con Dios y confiar en él, aun cuando no sea algo bien visto por la gente. Santiago nos dice que la oración de un hombre justo puede mucho.
- Persistencia. (Santiago 4:2b) Elías oró persistentemente en la voluntad de Dios, y esto es clave. Demasiado a menudo oramos por cosas que queremos más que por cosas que Dios quiere. Se reduce a los motivos escondidos detrás de nuestras oraciones – ¿se trata de MI o de DIOS?
3.Fe. Elías oró con gran fe. Desde vencer a los profetas de Baal (850 de ellos contra él), hasta informar al Rey de Israel que es mejor que se apresure a volver a casa antes de quedar atrapado en la tormenta cuando no había llovido en más de tres años, Elías tenía una fe increíble.
Hoy, lo que nuestros hogares y familias, iglesias y comunidades necesitan ahora más que nunca son personas que oran oraciones poderosas. Al igual que Elías y George Mueller, dos hombres ordinarios que creyeron en un Dios extraordinario, usted también puede convertirse en una persona de oración poderosa.