«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.»
Santiago 4:7-10
El mandamiento resumido en estos versículos es sencillo: Someteos a Dios.
Someterse» significa “aceptar o ceder a un superior o a la autoridad o voluntad de otro”. Cuando nos sometemos a Dios, reconocemos Su autoridad sobre nosotros y nos entregamos voluntariamente a Él.
Es lo que Jesús hizo mientras oraba en el huerto: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú» (Mateo 26:39). Sabiendo lo que tenía ante sí, Jesús reconoció que le gustaría que se cumpliera la voluntad de Dios de otra manera, que no fuera la cruz. Pero a pesar de ese deseo, se sometió a la voluntad de Dios. Y al hacerlo, no sólo logró lo que nosotros nunca podríamos lograr por nosotros mismos; también nos dejó un ejemplo de lo que significa someternos a Dios.
¿Ves esa sumisión en el resto del pasaje de Santiago? ¿Cómo nos sometemos a Dios? Purificamos nuestros corazones porque es la voluntad de Dios que seamos santificados. Nos afligimos por nuestros pecados porque la voluntad de Dios es que seamos como Jesús. Nos humillamos ante el Señor porque la voluntad de Dios es que Jesús reciba toda la gloria que le corresponde.
Pero someternos a otro se siente peligroso, ¿no es así? Cuando realmente nos sometemos a otro, nos estamos poniendo en las manos de otro. En ese sentido, someternos es un acto de fe: creemos que la persona a la que nos sometemos no nos hará daño.
Por eso, para someternos con gusto a Dios, hay algunas cosas que debemos recordar. Cosas sobre quién es Dios.
Para someternos gustosamente a Dios, debemos recordar que:
- Dios es Amoroso.
¿Por qué es importante que nos sometamos con alegria? Debemos creer que Dios es amoroso, que se preocupa por nosotros y que no se aprovechará de nosotros.
A menos que estemos convencidos de que Dios nos ama, nuestra sumisión siempre estará teñida de un poco de «qué pasaría si…» ¿Qué me hará Dios? ¿Qué pasará en el futuro? ¿Se ocupará Dios realmente de mí?
Amigo mío, no hay por qué preocuparse. Dios no ha dejado ninguna duda sobre Su amor:
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8.
- Dios es fuerte.
No basta con creer que Dios es amoroso; también debemos creer que es fuerte. Puede haber muchas personas en nuestra vida que nos amen y nos tengan un gran afecto, pero no tienen ningún poder real para hacer algo en nuestro favor.
Pero Dios si. Dios no sólo es amoroso; también es fuerte. Así que, podemos someternos a Él con alegria, no sólo sabiendo que desea lo mejor para nosotros, sino también sabiendo que tiene el poder para hacerlo realidad.
- Dios es sabio.
Aquí encontramos la otra cosa que debemos creer acerca de Dios. Él puede amarnos y ser lo suficientemente fuerte como para obrar cosas para nuestro bien, pero ¿es Él lo suficientemente sabio como para saber lo que es para nuestro bien?
De nuevo, la respuesta es «Sí». Él siempre obra por nuestro bien, aunque el camino hacia ese bien sea doloroso.
Dios es amoroso, fuerte y sabio. Y porque lo es, no sólo se nos ordena someternos a Él, sino que es insensato no hacerlo.