¿AMAR A NUESTRO ENEMIGO?

9 de septiembre de 2024

» Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen» Mateo 5: 44

El pueblo judío estaba familiarizado con el mandamiento del Antiguo Testamento de «amar a tu prójimo» (Levítico 19:18).  Para muchos, esto significaba amar a sus compañeros judíos, no siempre era fácil, pero se dieron cuenta de la importancia. Entonces Jesús se les acercó y llevó este mandamiento un paso más allá: «No sólo ames a tu prójimo, quiero que ames a tus enemigos».

Amar a nuestros enemigos significa amar a los que no nos aman, no se parecen a nosotros, no hablan como nosotros, y ni siquiera nos quieren. Esto se refiere a personas dentro y fuera de nuestro círculo familiar o de amigos, a nuestros hermanos creyentes, e incluso a nuestros conciudadanos. El mandamiento de Jesús incluye amar a aquellos que no son para nosotros, a aquellos que desean la mala voluntad hacia nosotros, e incluso a aquellos que hacen nuestras vidas miserables. Debemos amar a cualquiera y a todos, pero especialmente a nuestros enemigos.

A primera vista, amar a nuestros enemigos puede parecer imposible. Después de todo, cada uno de nosotros tiene una historia que comienza con: «Si supieras cómo es esta persona o lo que hace, no me estarías pidiendo que la ame.» Pero Jesús fue muy claro. Entonces, ¿Cómo empezamos a amar a nuestros enemigos? Empieza con la oración.

Cuando oramos por una persona que nos ha herido, Dios tiene una manera de ablandar nuestro corazón. Comenzamos a mirar a esa persona a través de los ojos de Dios – tal vez incluso recordando cómo Dios nos miraba en amor y misericordia mientras éramos SU enemigo y lo estábamos rechazando a través de nuestro pecado.

Entonces, ¿»Orar por nuestros enemigos» hace que lo que esa persona hizo esté bien? Absolutamente no.  ¿Significa que te va a caer bien esta persona? En la mayoría de los casos no. Pero sí significa que Dios puede darte un poder sobrenatural para amarlos y mostrarles amor, no importa cómo nos respondan. Y ese tipo de amor es poderoso, o mas bien, es más que poderoso. Es sobrenatural porque este tipo de amor viene de Dios.