3 COSAS QUE LA CRUZ ACLARA

31 de marzo de 2024

«Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Romanos 5:6-8

No sabes lo sucias que están tus ventanas hasta que las limpias. La suciedad y la mugre se acumulan poco a poco y, como lo hacen lentamente, es casi imperceptible. Pero entonces limpias el cristal y miras a través de él. Te quedas asombrado de la claridad con la que puedes ver y no puedes imaginar cómo podías ver algo a través de él antes de limpiarlo.

De manera similar, la cruz de Jesús limpia las ventanas de la visión de nuestro corazón. En los mensajes competitivos del mundo que nos rodea, nuestra visión se oscurece tanto que puede que ni siquiera nos demos cuenta de hasta qué punto es así hasta que vemos a través de la lente de la cruz.

¿Qué nos aclara concretamente la cruz? Al menos tres cosas:

  1. La cruz aclara el verdadero problema.

Vivimos en una época irónica. Nunca el mundo había estado tan convencido de que las personas son básicamente buenas, y sin embargo nunca antes tantos se habían preguntado qué es lo que está mal en el mundo. La cruz aporta claridad al verdadero problema.

Entonces, ¿cuál ES el verdadero problema?

¿La pobreza?

¿La falta de vivienda?

¿La violencia?

¿La deshonestidad y la falta de integridad?

Aunque la respuesta es sí a todas estas cosas, el verdadero problema es el pecado. No sólo los actos de pecado, sino el estado de pecado en el que todos vivimos.

Nosotros. Estamos. Rotos.

Nuestro mundo está roto. Y en la cruz vemos cuán gravemente quebrantados estamos. La cruz nos muestra con total claridad lo desesperada que es la situación: tan desesperada, tan mala, tan equivocada que el perfecto Hijo de Dios tuvo que sufrir y morir.

  1. La cruz aclara el carácter de Dios.

Cuando miramos alrededor del mundo, e incluso a las circunstancias de nuestras propias vidas, tenemos todo tipo de preguntas sobre Dios. ¿Dónde está? ¿Qué hace? ¿Cómo es? No nos hacemos estas preguntas en el vacío, sino con el telón de fondo de los tiroteos en las escuelas, el cáncer y la violencia mundial. Pero la cruz nos aclara quién es Dios:

Vemos que es un Dios de justicia, porque no está dispuesto a transigir en el justo castigo del pecado.  Vemos que Dios está comprometido con el amor, porque no está dispuesto a permitir que la humanidad pecadora cargue con el precio de ese pecado. La cruz es la ventana a través de la cual vemos demostrado el carácter de Dios; es la estaca en el suelo por la que podemos decir: «Así es Dios», independientemente de lo que digan los demás o de las circunstancias que nos sobrevengan.

  1. La cruz aporta claridad al futuro.

La cruz no era el final. No, amigo mío, ni por asomo. Jesús murió, y Jesús resucitó, y está gloriosamente vivo hoy. En Su vida, tenemos vida. Son la cruz y la resurrección las que nos muestran exactamente hacia dónde nos dirigimos. O nos dirigimos a la resurrección con Jesús, a reinar con Él como co-herederos perdonados, comprados con Su sangre, o nos dirigimos a la última consecuencia de nuestra insidiosa rebelión.

Además, la cruz y la resurrección nos muestran que la creación se inclina hacia el gobierno y el reinado reconocidos de Jesús. Llegará un día en que toda rodilla se doblará y toda lengua confesará lo que el cristiano ya sabe: que Jesucristo es el Señor resucitado de todos.

Este es el futuro. Tu futuro, si crees.

En este tiempo de Pascua, Dios nos recuerda una vez más que nos ha dado el don de la claridad, no de la confusión. Aunque todavía tengamos preguntas sobre los días en que vivimos, de estas cosas no hay duda.