La batalla por el derecho al aborto me recuerda a otra batalla que fui testigo en los principios de mi vida. Muchos de ustedes como yo, son hijos del Sur. ¿Te acuerdas de la mentalidad entre fanáticos raciales en el sur en los años ’50’ y ’60?’ Era un modo de pensar intenso y a veces violento, exigiendo que las leyes de segregación permanecieran en el lugar. ¿Por qué esto fue así? Bien, profundamente arraigada en la naturaleza pecaminosa de cada hombre es la sensación de pavor que podríamos estar equivocados ante los ojos de Dios. Y no cabe duda de que la segregación y la discriminación de la edad del sur fuera un gran mal. Había contaminado nuestra cultura y había envenenado nuestra sociedad. Sin embargo, fue un apasionado alegato para mantener las leyes de segregación, debido a la creencia de que sí es legal, es correcto. Las leyes de «legalizar» el mal.

Vemos este mismo tipo de mentalidad hoy en día como muchas personas con influencia intentan codificar sus creencias en cuestiones como el aborto y el estilo de vida homosexual. Consideran que pueden instituir el derecho político público o instituir la ley de derecho, harán sus creencias legítimas. Se han confundido los derechos legales con rectitud. No han aprendido un principio muy importante: solo porque usted tiene derecho a hacer algo no significa que es lo correcto.