ESTRES

21 de enero de 2021

«Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje con su hermano será culpable de juicio» – Mateo 5: 21-22

Jesús nos habla de la gravedad de la ira en los evangelios, ¿Cómo podemos evitar que la ira nos controle?

Delante de Dios cuando estamos enojados contra otra persona, o bien tenemos una actitud despectiva, o bien calumniamos a otros, o bien cuando criticamos a otros, en cada una de estas ocasiones ante los ojos de Dios esto es un asesinato.

Las razones de abajo son algunas situación en las que estamos más vulnerables de tener ira contra otras personas. Estos son algunos ejemplos:

  • El cansancio. Cuando estamos cansados, tenemos la tendencia a enojarnos más facilmente.
  • El desaliento. En el deporte vemos que la ira es una respuesta de muchos deportistas porque después de hacer grandes esfuerzos por obtener la victoria y el éxito, cuando no se logra la frustración hace que reaccionen de esa forma. De repente vemos desencuentros, discusiones e incluso peleas. Esto llega por el desaliento que tienen por ver que las cosas no salieron como lo planearon, así que pierden la calma  y caen en el pecado de la ira.
  • El dolor. Cuando un cónyuge descubre que lo han estado engañando con otra persona. En ese instante la ira se apodera y se pierde la calma.
  • El temor. Cuando alguien hace una imprudencia en la carretera, y tu vida corre peligro, en esas ocasiones se tiende a perder la calma y responder con insultos y agresividad, dando lugar a la ira.

Necesitamos estar al tanto de las circunstancias que hace que perdamos el carácter, un tiempo de estrés que estemos atravesando, cansancio, desaliento, cuando una persona te hiere o bien cuando sientes temor son situaciones que tendemos a responder en ira.

La próxima vez que te encuentres dentro de una de estas situaciones habla con Dios, porque el te oye, y pídele: «Padre, ayúdame a controlarme.» Cuando metas la pata, que todos lo hacemos, busca el perdón de Dios. Pídele perdón por haber perdido la calma. No hay nada malo en confrontar a la persona que te ha hecho daño pero hazlo lleno de Dios. El punto es que recordemos que perder los papeles y dar lugar a la ira siempre es algo malo ante los ojos de Dios.