JESUS PARA LOS «NO RELIGIOSOS»

11 de junio de 2020

“A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.” 1 Corintios 9: 21

Es el grupo “religioso” de más rápido crecimiento en América, los individuos no-religiosos. En 2012, casi el 20% de los estadounidenses se identificaron con no tener ningún interés o afiliación religiosa. Con los millennials, los nacidos después de 1980, usted encontrará que el porcentaje aumenta alrededor de un 30 a un 40%. Ya esto es un grupo muy grande de personas simplemente en Estados Unidos, pero aun es mucho más grande cuando pensamos de forma global.  Entonces, ¿Cómo iniciamos conversaciones sobre la fe con este grupo en particular?

Empieza simplemente preguntando: Háblame del Dios en el que no crees, ¡Puede que yo tampoco crea en él! ¿Qué quiero decir? Cuando usted se siente y realmente discuta de Dios con muchas personas no religiosas, descubrirá que su visión de Dios es completamente contraria a lo que las Escrituras realmente enseñan. Muy a menudo estoy de acuerdo con el escéptico, el agnóstico e incluso el ateo, porque yo tampoco creo ese dios que ellos no admiten que exista. A menudo, su visión de Dios se ha distorsionado tanto que el Dios que describen no está ni mucho menos cerca del Dios que los cristianos han llegado a conocer a través de la persona de Jesucristo.  Y ese es un punto de partida, es el comienzo de una discusión espiritual.

No importa con quién estemos hablando: musulmanes, budistas o ateos, todas las conversaciones espirituales comienzan aceptando a las personas tal como son, incluso si sus valores, creencias o estilos de vida son muy diferentes a las nuestras. Ese es precisamente lo que Pablo argumenta. Él está diciendo, «Yo no ignoro la ley de Cristo. No comprometo el Evangelio ni mis valores morales, pero estoy buscando encontrar un interés común (mi paráfrasis)».  Finalmente, cuando surgen preguntas acerca de por qué vivimos de la manera en que lo hacemos, podemos apuntar a Jesús.

Después de todo, Jesús dejó a un lado las comodidades del Cielo para vivir entre nosotros y morir por nosotros para que pudiéramos ser salvos. Ciertamente también nosotros podemos dejar de lado nuestros intereses por amor de ayudar a un no-religioso a encontrar a Jesús  ¿Lo harás?