SIENDO COMO JESUS Pt.2

1 de febrero de 2024

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

Gálatas 5: 22

¿Que haría Jesús? Una cosa es saber cómo respondería Jesús y otra es hacerlo. El apóstol Pablo describió nueve “frutos del espíritu”, o características de una vida como la de Cristo. Vamos a tratar hoy las tres últimas: Fidelidad, mansedumbre y templanza.

  • Fe: Fe significa ser leal a Dios. Incluso cuando la cultura o las personas nos presionen para ir en contra de lo mejor que Dios tiene para nuestras vidas. El seguidor de Jesús permanecerá fiel, manteniéndose en la verdad que se encuentra en Jesús como es descrita en su Palabra.
  • Mansedumbre: Mansedumbre no significa ser débil, sino en cambio tener el control de una fuerza ponderosa. Esto es como el que es poderoso en el terreno de juego, intimidando a sus oponentes, pero fuera de él es como un oso de peluche. Esa fuerza bajo control es la viva imagen de la mansedumbre.
  • Templanza: Es la habilidad de permanecer en calma y bajo control incluso bajo mucha presión. La templanza es coherente con el conocimiento de lo que es bueno o correcto incluso cuando soportas la presión constante para amoldarte a los estándares de la cultura y opiniones. No es fácil.

¡Uf! Estos rasgos de carácter no son fáciles de conseguir. ¿Es realmente posible vivir de esta manera? No, no lo es. De hecho, Jesús fue el único capaz de vivir de una forma perfecta demostrando en su vida todas estas características, este “fruto” en su vida. Pero aquí van las buenas noticias:  Es imposible para ti y para mi vivir una vida como Cristo por nuestras propias fuerzas, pero es muy posible con la ayuda del Espíritu Santo porque nos guía, nos da poder y nos capacita para ser más como Cristo. Esto quita la carga de nosotros y la coloca en Dios. Solo tenemos que estar dispuestos a dejarle gobernar y guiar nuestras vidas. Y es cuando rendimos nuestras vidas a Cristo y el Espíritu empieza a transformar nuestro carácter, que este fruto se hará evidente en nuestras vidas. Sorprendentemente, otros nos verán parecernos más y más a Cristo.