Tardo para la ira

28 de marzo de 2023

“Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”.

Santiago 1:19 (RVR1960)

Ya sea con personas extrañas en los aeropuertos o en los campos de fútbol americano o de futbol soccer, especialmente a medida que nuestros niños van creciendo y se ponen más competitivos. Esto sucede en el lugar de trabajo, en la escuela, y sí, incluso en la familia de la fe, en nuestras iglesias. Especialmente sucede en casa con nuestra pareja, con nuestros hijos, a veces, cuando no nos vemos cara a cara en el intento de criar esos niñitos (nuestros) y luego nos empeoramos con esos adolescentes, simplemente porque no conectamos con ellos. ¿Por qué no lo pueden ver? ¿Por qué no pueden entender? Bueno, ¿adivinen qué? Los adolescentes dicen lo mismo acerca de los padres. Creo que hoy todos podemos detenernos a escuchar una palabra del Señor en lo trata con la ira.

Santiago comienza enseñándonos de cómo controlar nuestra ira. Controlamos nuestra ira cuando nos enraizamos en la Palabra de Dios. Cuando nos alineamos con la Palabra que nos ha engendrado, que nos ha formado y preservado. Y cuando caemos en sumisión a la Palabra de Dios, nos alineamos con el carácter de Dios. La ira es un viaje, ¿no es así? A veces comienza cuando alguien te hiere, o cuando se te ha menospreciado o malentendido, o quizás cuando otros no reúnen tus expectativas. Te han traicionado a la espalda, cuando has sido excluido, cuando no se te entiende en tus deseos y en lo que quieres. A veces se te critica justamente, muchas veces injustamente. Estás enojado. La ira es un viaje que comienza con una emoción de estos tipos. (Puedes llenar en tu propio espacio en blanco de cuál de estas opciones te haces enojar.)

Pero la Palabra de Dios nos da este remedio simple y maravilloso, dos caras de una misma moneda:

  • Sé pronto para oír, tardo para hablar
  • Sé buenos oyentes y conversadores cautelosos.

Cuenta hasta diez antes de hablar, y esto te ayudará a reducir tus pasos cuando estés de camino a la ira. Y nunca, jamás permitas que se ponga el sol sobre tu enojo. No permitas que Satanás consiga un punto de apoyo para otro día de ira. Te alegrarás, te prometo eso.