Evidencia de una nueva identidad

21 de agosto de 2016

Quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:18

Continuando con el devocional titulado “Muéstrame quien soy en Cristo”, encontramos que en Jesucristo, tenemos una nueva identidad que es mucho mayor que cualquier cosa que podamos obtener o lograr por nuestra propia cuenta. Esa identidad transforma nuestras vidas y la manera que interactuamos con las demás personas. La característica esencial de una persona que tenga su identidad en Cristo es que él o ella es un ministro de reconciliación (restauración). Ese es el llamado al perdón.

Aquí está la gran pregunta: Si eres seguidor de Jesús, ¿se te conoce por ser perdonador y restaurador de relaciones? ¿A quién necesitas perdonar? ¿A quién necesitas pedirle perdón? Tú pudieras decir: “A nadie” o “yo estoy bien, no tengo rencor contra nadie”. (A propósito, las personas rencorosas casi nunca saben que son rencorosas. Es como el primer día en la playa y se te olvida ponerte bloqueador solar. Todo el mundo sabe que tú te ves como una langosta, pero tú no tienes ni idea de eso, pero sí te va doler mucho al siguiente día. Es así como funciona el rencor. Tú crees que estás bien, pero a medida que esa raíz de rencor crece en tu corazón, se va haciendo muy doloroso y eso sucede muy rápido).

Al siguiente te presento algunas señales de cuando se podría necesitar perdón en las relaciones:

  1. ¿Hay alguna persona a tu alrededor con la cual no te gustaría estar? ¿Hay alguien que quieres evadir?
  2. ¿Hay alguna persona por quien no tienes nada bueno que decir?
  3. ¿Hay alguna persona que te saca de esquicio el momento que entra en el mismo salón donde tú estás?
  4. ¿A quién culpa por el dolor que está presente en tu vida?
  5. ¿Hay alguna persona por la cual se te hace difícil pedirle a Dios que bendiga?

Es muy posible que haya alguien que te llegue a la mente y que tú necesitas [su] perdón. Vivir en reconciliación con la gracia de Dios es aprender a extender esa gracia a aquellas personas que nos han ofendido. La reconciliación es un acto de alguien que es libre y sus riesgos son bien altos. Pero, tener un corazón de reconciliación es de suma importancia. Pues, Dios utiliza a aquellas personas que son una nueva criatura en Cristo para mostrarles a otros lo hermoso del Evangelio. ¡Eso es enorme!

Si dices que eres cristiano, ¿está tu vida orientada en torno a la gracia de Dios, o está impidiendo que las personas vean la gracia de Dios? ¡Qué Dios nos ayude si estamos haciendo que alguien tropiece debido a que rehusamos perdonar y restaurar las relaciones. A los seguidores de Cristo se nos llama y se nos da la autoridad para que seamos embajadores—y portadores de gracia en todas las relaciones.

¿Eres ese embajador? ¿Eres ese portador que demuestra la gracia de Dios? Si no lo eres, este es un buen tiempo para pedirle a Dios que te perdone y te restaure a una relación correcta con Él. Cuando eso acontece, Su gracia fluirá libremente procediendo de tu vida.

 

Tomado de un mensaje predicado por George Wright, Pastor de Cedarcrest Church